viernes, 18 de abril de 2014

El fluir de la Vida...



Cada vez creo más en el fluir de la vida, en dejarte llevar por ella sin resistencia pero con discernimiento y sintiendo cada uno de los pasos que das.

Es muy importante el discernir y el sentir para realmente fluir con la ayuda de tu espíritu en esta experiencia de vida. No creo en el fluir por el fluir, sin poner consciencia de tu parte. Creo que eso es una trampa y lo único que nos proporciona es ir dando tumbos, como si no tuviéramos objetivos o metas como individuos, como si alguien ajeno a nosotros nos dirigiera sin poner de nuestra parte.

El fluir es importante pero siempre desde nuestra consciencia conectada a nuestro Ser, chispa divina, esencia o como queramos llamarle. Nunca dejarnos llevar sin poner consciencia, porque entonces perdemos nuestra autoridad y poder sobre nuestra vida, y la dejamos en manos de algún tercero. Y eso no es fluir, es simplemente dejarse manipular por las circunstancias externas y no por nuestro interior.

Fluir sí, pero con consciencia. Y eso no se logra a nos ser que estés conectado contigo mismo. Y eso es fácil, mucho más fácil de lo que nos pensamos. Todos tenemos esa capacidad de serie, solo tenemos que recordarlo. Y esa capacidad se llama sentimiento, el sentir que nace de nuestra esencia, ese pálpito de nuestro corazón. Esa capacidad es estar atentos a nuestro sentir más profundo y actuar en consecuencia, dejándonos llevar, entonces sí, por el fluir armonioso de la Vida conectado a nuestro Espíritu.

¡Feliz fluir por tu experiencia de Vida!

Émer Roures

lunes, 7 de abril de 2014

Nada ocurre por casualidad... ni por buena o mala suerte...





Todo lo que nos ocurre, todas la experiencias que vivimos ya sean "buenas", "malas" o "neutras" poseen un sentido profundo que tenemos que aprender a encontrar para lograr la felicidad, la armonía y la paz interior. 
Nuestra reacción automática cuando juzgamos un acontecimiento en nuestra vida de "malo" es quejarnos, ponernos en papel de víctima, contar lo desafortunados que somos, dramatizar, decir que mala suerte tenemos y darle vueltas haciéndolo de forma inconsciente más grande y pesado. En cambio, en el caso de experiencias buenas solemos considerar que es gracias a la buena suerte que nos han ocurrido a nosotros. En definitiva, siempre acostumbramos a poner la responsabilidad de lo acontecido fuera de nosotros...
Pues bien, todo lo que vivimos ya sea "positivo", "negativo" o "neutro" tiene su por qué y su para qué, todo tiene un mensaje para nosotros, nada pasa por casualidad. De alguna forma nosotros hemos atraído esas circunstancias a nuestra vida y la razón de ello es aprender, hacernos más conscientes de nosotros mismos. Ese acontecimiento es lo que necesitamos en ese momento para crecer como seres humanos.
Aprender a sacarle la parte "buena" a todo lo que vivimos y sobretodo a lo que consideramos "negativo" debería ser nuestro objetivo. Entonces somos capaces de de trascender lo "malo" y convertilo en algo bueno gracias a que aprendemos de ello. De las experiencias "negativas", si nos enfocamos en sentir lo que nos transmiten, en qué consecuencias nos traen a nuestro día a día, en cómo cambian nuestra realidad, qué aspectos de nosotros están sacando a la luz para poderlos sanar, en definitiva en vivirlas extrayendo su mensaje y aprendizaje y dejándolas ir, podemos obtener grandes beneficios ya que nos muestran aspectos de nuestra personalidad de los que debemos ser conscientes y no lo somos. Si nos permitimos sentirlas y analizarlas en cuanto a qué nos aportan descubrimos creencias limitantes, programaciones y patrones de comportamiento que condicionan y limitan nuestra vida desde nuestro inconsciente. Entonces, simplemente, desde ese reconocimiento, des del momento en que los hacemos conscientes ya no nos entorpecen y los podemos gestionar antes de ceder inconscientemente a sus dictados. Y como arte de magia empezamos a ser mas coherentes con nosotros mismos, y eliminamos aquello que bloqueaba la expresión de nosotros mismos, de nuestra Luz. Y poco a poco empezamos a mostrar lo mejor de nosotros y con ello augmentamos nuestra felicidad.

Si nos decidimos, si mantenemos nuestra intención en aprovechar la sabiduría de la vida avanzamos en nuestro camino hacia nuestro autoconocimiento, y poco a poco vamos ampliando nuestra conciencia y disfrutando de un mayor grado de libertad y felicidad.
Basta de tanto victimismo y cojamos de una vez por todas la responsabilidad de nuestra vida. La "buena o mala suerte" nos la creamos nosotros.

Émer Roures

jueves, 3 de abril de 2014

La cultura de lo externo...


Tanto el cuidado de nuestro cuerpo físico como el de nuestra alma es fundamental para lograr el equilibrio, el bienestar, la paz interior y recuperar la alegría de VIVIR.
Está de moda cuidar nuestro cuerpo físico, aquel que podemos ver y tocar a través de nuestros 5 sentidos, y nos olvidamos de cuidar nuestra alma. La conexión con nuestra alma y espíritu es lo único que nos puede aportar equilibrio, paz, serenidad y felicidad reales.
Vivimos en una sociedad de lo externo, cuidamos lo externo, aquello que ven a primera vista los demás y descuidamos lo vital, lo verdaderamente importante, aquello que nos puede proporcionar la felicidad. En definitiva, nos descuidamos a nosotros mismos. Cuidamos nuestra apariencia externa como recurso para no mirar en nuestro interior y descubrir todo aquello que nos lastima, hiere y nos provoca desequilibrio; ya que eso nos comporta un autoanálisis y remover cosas dolorosas o que no nos gustan a primera vista. Nuestros patrones de pensamiento inculcados día a día por nuestra sociedad y los medios oficiales de comunicación nos hacen creer que nuestra felicidad se deriva del reconocimiento externo, de aquello que los otros valorizan y transmiten de nosotros, que lo importante es lo que los otros opinen y valoren de nosotros y por eso nos enfocamos al exterior, para intentar gustar a los otros aun cuando eso haga que nos traicionemos a nosotros mismos.
Todo se centra en el cuidado del envoltorio, cuando eso es lo más frágil y sin función real para nosotros, y realmente no es lo que somos... Cirugías estéticas porque no somos capaces de querernos tal y como somos, masajes para intentar calmar los síntomas que muestra nuestro cuerpo como alarma a nuestra desconexión con nosotros mismos, maquillajes, ropa para hacernos un hueco en aquel segmento de la sociedad en donde aspiramos estar por motivaciones totalmente vacías, etc. Todo está del revés... No digo que un buen masaje no nos venga bien de tanto en tanto y que ser coqueta sea malo, pero sí cuando eso se convierte en nuestro objetivo para alcanzar nuestra felicidad, ya que entonces nunca la alcanzaremos y más vacíos y sin sentido nos sentiremos.
Es fundamental que aprendamos a escucharnos, a escuchar a nuestro cuerpo, a escuchar a nuestro corazón y a poner la mente a trabajar en función de nuestro sentir más profundo, aquel que nace de nuestro espíritu. Solo entonces estaremos alienados con nosotros mismos, y solo desde esa alineación seremos capaces de encontrar el equilibrio, la paz interior y el bienestar.
Es básico y urgente que hagamos este ejercicio de introspección, pero ¡cuidado!, no caigamos ahora en el polo opuesto.... No es necesario convertirnos en unos ascetas, no. Simplemente es necesario que nos permitamos escuchar a nuestro corazón y actuamos en consecuencia. Se trata simplemente de coherencia e integridad con nosotros mismos. 
Y cuando empiezas a ser coherente e íntegro contigo mismo como por arte de magia expresas lo mejor de ti. Y como tú te siente entonces bien contigo mismo los otros por resonancia con lo que tu expresas también te valoran y ven lo mejor de ti. Por lo tanto, permítete expresar lo que nace de tu corazón..., y entonces verás como tu vida se transforma y florece...

Émer Roures

martes, 1 de abril de 2014

La importancia de la prevención



Vivimos en una cultura de la enfermedad...
En nuestra sociedad, en general, hasta que el cuerpo físico no nos da un toque de atención mediante una enfermedad, desequilibrio, o lo que sea no le prestamos atención. No atendemos a nuestra alimentación (no somos conscientes de si lo que comemos es lo más adecuado para nosotros), no prestamos atención a las alertas que nuestro cuerpo nos da (estrés, ansiedad, insomnio, dolores, malas digestiones, etc.), etc., forzamos la "máquina" hasta topes peligrosos sin ser conscientes de lo que representa para nuestra salud. Y solo nos concedemos un poco de atención cuando ya es demasiado tarde y ya se ha manifestado algún tipo de enfermedad o desequilibrio... Y aún entonces queremos soluciones rápidas y que no nos impliquen ningún cambio en nosotros no sea que consigamos mayor calidad de vida...
Las soluciones rápidas y sin implicación propia no existen, solo son vendas, tiritas, capas para esconder los síntomas pero que en ningún caso nos facilitan la sanación. Es curioso que se prefiera tomar una "aspirina", mirar hacia otro lado y pensar ya está solucionado... No quiero decir que en momentos determinados no nos venga bien una “aspirina” pero nuestra responsabilidad para con nosotros no acaba allí, ni tan solo comienza allí, sino que ese “daño” debería ser el punto de partida hacia el reconocimiento de qué es lo que nos ocasiona ese “daño” en nosotros, de dónde surge ese desequilibrio; por qué solo desde este enfoque lo podemos sanar.
Me hago muchas veces esta pregunta ¿por qué no somos más responsables en cuanto a nuestra salud? ¿Por qué la sociedad en general no presta atención a todos los aditivos, pesticidas, químicos, etc. que ingiere y lo que implican para su salud? ¿Por qué no se hace un esfuerzo para conocernos y aprender a cuidarnos desde el primer peldaño de la escalera, la alimentación? ¿Por qué, en general, nadie se informa de lo que representa la radiación de los dispositivos móviles para nuestra salud, y la de nuestros hijos? Y no digamos si vamos un poco más allá e intentamos hacer ver la responsabilidad que tenemos frente a nuestras emociones y formas de pensamiento que en última instancia son los causantes de todos los desequilibrios... Entonces surgen miles (y no exagero) de escusas para no mover ni un dedo en pro de nuestro bienestar. Parece increíble, pero así es... Cuando muestras a alguien algún patrón de comportamiento que le genera en primera instancia su mal estar surgen de forma inmediata las típicas escusas: es que no tengo tiempo, es que me es imposible, es que yo soy así, es que… etc., etc., etc.
No nos conocemos, es así de simple, simplemente no nos conocemos. No conocemos nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo es mucho más que materia y procesos químicos, muchísimo más. La parte física que conocemos simplemente es la capa más densa de nuestro cuerpo, es la capa en la que en última instancia se somatizan los desequilibrios y por tanto la más complicada de sanar si lo hacemos solo desde la perspectiva de cuerpo físico. Por eso a día de hoy hay tantas enfermedades crónicas… solo nos miramos desde una ventanita pequeña…
El gran “secreto” y digo secreto por qué parece que así lo sea ya que nadie o casi nadie lo tiene en cuenta en su vida cotidiana es la PREVENCIÓN. Con una buena prevención la enfermedad sería lo extraño en nuestra sociedad y no la salud como ahora lo es. Todo el mundo tiene alguna dolencia, solo basta que miremos a nuestro alrededor… Y lo más desgarrador es que disponemos de herramientas buenísimas para hacernos una buena prevención. Herramientas holísticas que  tienen en cuenta todos nuestros planos (físico, emocional, mental y espiritual) y que nos ayudan a reencontrarnos con nuestro equilibrio, y lo más importante a conocernos a nosotros mismos; por qué solo desde el autoconocimiento podemos lograr el estado de salud. Y no es una utopía, es un logro que está al alcance de nuestras manos, mucho más cerca de lo que nuestra mente se empeña en hacernos creer… La prevención es la clave, el aprender a gestionar nuestras emociones y patrones de pensamiento entra en el ámbito de la prevención y por fortuna tenemos muchas herramientas holísticas que nos ayudan en todos estos aspectos. Solo basta que ampliemos un poquito nuestra visión y queramos encontrar esas herramientas que nos ayuden en nuestro viaje por la vida.
Ejemplos de herramientas holísticas que tenemos a nuestra disposición hay muchos, por ejemplo los que yo utilizo son métodos energéticos que interactúan con todos los planos de nuestro ser como son el Círculo de Cristales, el Reiki, la gemoterapia, etc. Y que favorecen profundos procesos de sanación, y que tienen mucho a aportar en el ámbito de la prevención, muchísimo. Ya que en definitiva el estar saludable y bien con nosotros mismos es la clave para tener una vida plena y feliz.
¿Te atreves a responsabilizarte de tu salud y a dar los pasos necesarios para hacer de la prevención un punto clave en tu vida? Te garantizo que es el regalo más grande que puedes hacerte a ti y a tus hijos.

Émer Roures